Barrio y Ermita de San Lorenzo

El actual Barrio de San Lorenzo fue en sus orígenes un concejo autónomo, y posteriormente arrabal judío, donde todavía podemos encontrar diseminados dinteles y restos pétreos que atestiguan el pasado hebreo.

En estos antiguos concejos (del latín Concilium) se reunían en asamblea los vecinos de la localidad, que participaban de su gobierno en actos administrativos o judiciales y asuntos económicos. Decidían sobre el aprovechamiento comunal de prados, bosques y montes vecinales para uso ganadero, agrícola, o doméstico; de los regadíos y de la explotación del molino, o del horno. Era el sistema de gobierno habitual en los reinos cristianos de la Alta Edad Media en la península ibérica, antecedente de los posteriores “municipios”.

La Ermita de San Lorenzo probablemente se levantó en el solar de otro templo religioso anterior. Fue construida en 1430 por los vecinos de San Lorenzo, en mampostería de pizarra y sillarejo utilizado para los ángulos de los muros y remates. Combina el uso de la arquitectura tradicional de la zona con la arquitectura religiosa. Está ubicada a las afueras del barrio, que había sido una populosa judería hasta principios del siglo XV.

Durante casi 500 años, fue la parroquia del barrio de San Lorenzo y perteneció desde sus inicios a la diócesis de Astorga, igual que la villa de Tábara.

Sus ruinas conservan solamente el muro septentrional y la espadaña rematada en pico, aunque también ha llegado hasta nuestros días un capitel de mármol que se expone en el pequeño museo del Centro de Interpretación de los Beatos. En las inmediaciones, oculto bajo la tierra y la maleza, se encuentra el antiguo cementerio de la iglesia.

La antigua parroquia se mantuvo en funcionamiento hasta mediados del siglo XX y posteriormente fue abandonada. Se construyó cerca otra iglesia con el mismo nombre: la actual iglesia de San Lorenzo consagrada a los santos San Lorenzo de Roma y Fabián. En ella, cada 20 de enero, los habitantes de Tábara honran a sus mártires con una misa y procesión por la plaza de San Lorenzo, para a continuación, proceder a una tradicional subasta de productos locales.

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